Siempre lo había imaginado, pero nunca lo
había sentido. Esa creencia de que alguien minúsculo depende de ti es cierta y
empieza en el mismo momento de su nacimiento. Y os puedo asegurar que es
extraordinaria. Sí, hoy voy a hablar, como homenaje a mi pequeña, de algunas
sensaciones que me han quedado grabadas durante este primer año de vida unidos.
El tiempo pasa y concretamente ha llegado al
año, sana y salva, por su puesto. Acalorada eso sí. Con este aniversario llegan
varias cosas, la mayor interacción, el entendernos mutuamente cada vez mejor,
la expresión de su carácter, sus primeros pasos, las risas sinceras y
contagiosas, todo eso es típico de todos los bebés-niños. Pero con lo que yo me
quedo es con otra cosa, es algo más propio, más íntimo.
Me quedo con tus primeras dicciones de las
vocales a y u que unías para crear un aullido lobezno que ya no volverá a
oírse. Una lástima, porque era algo como una demostración de decir “estoy aquí
no te olvides de mí” y “¿has visto lo que ya sé hacer con 2 meses?”. Esa mezcla
de sensaciones ha sido inolvidable.
Los paseos de víspera que hacíamos (y
hacemos) al principio colgada de la mochila pegadita a mi pecho. Me sentía como
un canguro con su marsupio. Aunque estoy seguro que el canguro no acababa con
la espalda destrozada pero en fin…
Me encantan las miradas vinculantes y tiernas
mientras jugamos o te doy de comer. Aparentemente comerías de mi mano lo que te
diera (salvo que huela a rayos), y esa confianza ciega me hace estremecer.
En nuestro afán de educarte bien, y
concretamente la de saludar a los que te saludan, tú lo has extrapolado a todos
aquellos con los que te cruzas y, aunque es gracioso, limita muchas veces
nuestro paso diligente durante los largos paseos. Igualmente decirte que me
gusta esa sociabilidad que vas adquiriendo.
Esto que viene a continuación lo tengo
bastante reciente en mi memoria, y me ha resultado muy divertido y especial. Me
pides en la playa la protección de mis brazos cuando llega una ola demasiado
fuerte para tus abreviadas piernas y me siento tu héroe. También me deleito con
tu baile al son de cualquier música. A nadie le importa si bailamos bien o mal,
simplemente es nuestro baile. Y juntamos
manos con manos para dar nuestros primeros pasos juntos. Sin
obstáculos no hay recompensa.
No tengo ningún talento especial, pero sé que
me dedico a ti con sensibilidad y alegría y por lo tanto espero que ese
esfuerzo tanto a ti como a mí nos valga mucho la pena. Te quiero.
Grande!
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