martes, 6 de agosto de 2013

PRIMER ANIVERSARIO


Siempre lo había imaginado, pero nunca lo había sentido. Esa creencia de que alguien minúsculo depende de ti es cierta y empieza en el mismo momento de su nacimiento. Y os puedo asegurar que es extraordinaria. Sí, hoy voy a hablar, como homenaje a mi pequeña, de algunas sensaciones que me han quedado grabadas durante este primer año de vida unidos.

El tiempo pasa y concretamente ha llegado al año, sana y salva, por su puesto. Acalorada eso sí. Con este aniversario llegan varias cosas, la mayor interacción, el entendernos mutuamente cada vez mejor, la expresión de su carácter, sus primeros pasos, las risas sinceras y contagiosas, todo eso es típico de todos los bebés-niños. Pero con lo que yo me quedo es con otra cosa, es algo más propio, más íntimo.

Me quedo con tus primeras dicciones de las vocales a y u que unías para crear un aullido lobezno que ya no volverá a oírse. Una lástima, porque era algo como una demostración de decir “estoy aquí no te olvides de mí” y “¿has visto lo que ya sé hacer con 2 meses?”. Esa mezcla de sensaciones ha sido inolvidable.

Los paseos de víspera que hacíamos (y hacemos) al principio colgada de la mochila pegadita a mi pecho. Me sentía como un canguro con su marsupio. Aunque estoy seguro que el canguro no acababa con la espalda destrozada pero en fin…

Me encantan las miradas vinculantes y tiernas mientras jugamos o te doy de comer. Aparentemente comerías de mi mano lo que te diera (salvo que huela a rayos), y esa confianza ciega me hace estremecer.

En nuestro afán de educarte bien, y concretamente la de saludar a los que te saludan, tú lo has extrapolado a todos aquellos con los que te cruzas y, aunque es gracioso, limita muchas veces nuestro paso diligente durante los largos paseos. Igualmente decirte que me gusta esa sociabilidad que vas adquiriendo.

Esto que viene a continuación lo tengo bastante reciente en mi memoria, y me ha resultado muy divertido y especial. Me pides en la playa la protección de mis brazos cuando llega una ola demasiado fuerte para tus abreviadas piernas y me siento tu héroe. También me deleito con tu baile al son de cualquier música. A nadie le importa si bailamos bien o mal, simplemente es nuestro baile. Y  juntamos manos con manos para dar nuestros primeros pasos juntos. Sin obstáculos no hay recompensa.

No tengo ningún talento especial, pero sé que me dedico a ti con sensibilidad y alegría y por lo tanto espero que ese esfuerzo tanto a ti como a mí nos valga mucho la pena. Te quiero.

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