jueves, 27 de junio de 2013

EL SECRETO DEL CEMENTO ROMANO

Recientes estudios del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y concretamente de los investigadores Paulo Monteiro y Marie Jackson, han revelado que las propiedades del cemento usado por los romanos lo hacía más sostenible y a la vez más duradero.

Arco de Barà en la provincia de Tarragona. Año 13 a.C.

Todos nos hemos preguntado alguna vez cuando vas a Tarragona  y te cruzas con el Arco de Barà, o cuando vas a Segovia y te topas con el acueducto, cómo esas estructuras imponentes se han podido mantener en pie tantos años y además sin aparentes problemas estructurales. Pues bien, ahora ya lo sabemos. Los secretos químicos del cemento romano han sido desvelados por un grupo internacional de investigadores analizando un rompeolas con 2.000 años de antigüedad y que está sumergido en el Mar Mediterráneo.

El análisis de varias muestras, ha aclarado porqué el cemento romano era superior al cemento moderno, tanto en durabilidad, como en cuanto a que fuese más eco-friendly amigable con el medio ambiente. Esto no significa que el cemento moderno no sea bueno, ya que al año se consumen unas 19 billones de toneladas. Lo interesante sería poder adaptar esa forma de fabricar cemento a la actualidad, ya que fabricar todo ese cemento Portland supone el 7% de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

¿Cómo se fabrica el cemento?

Actualmente se calienta una mezcla de piedra caliza y arcilla a unos 1.450ºC. Los romanos, al contrario, usaban mucha menos caliza y lo calentaban hasta los 900ºC o menos, requiriendo por lo tanto mucho menos combustible que el cemento Portland.

¿De dónde lo sacaban?

Principalmente de las cenizas volcánicas del golfo de Nápoles, cerca de la ciudad de Pozzuoli, de ahí su nombre de pozzolan. El pozzolan se puede encontrar en muchas partes del mundo.

Las características químicas del cemento romano lo hacía más sostenible y duradero.


¿Cuáles son las características que hacen al cemento romano mejor que el actual?

Se diferencian en varios puntos esenciales, pero el más importante es el tipo de "pegamento" que une los componentes. En concreto el cemento Portland contiene calcio, silicatos e hidratos, mientras que el romano se le añade más aluminio y menos silicio, lo que lo convierte en un pegamento excepcionalmente estable.

En el futuro.

En la mitad del siglo 20 las estructuras de cemento se diseñaban para durar 50 años y muchas de ellas están disfrutando de un tiempo extra. Según los investigadores, las construcciones de ahora duran aproximadamente entre 100 y 120 años, pero sigue siendo sorprendente que instalaciones como el rompeolas analizado haya sobrevivido 2000 años. Afortunadamente, dado que el pozzolan se puede encontrar en muchos lugares, sus aplicaciones futuras podrían llegar a sustituir hasta el 40% del cemento Portland usado en el mundo, suponiendo un descenso en la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera y de este modo mejorar algo la calidad de nuestros aires. Para nuestra desgracia (o no), existen montañas de pozzolan en  Arabia Saudí, que como no tenían bastante con el petróleo...

Espero que os haya gustado la información y que a partir de ahora no dudéis del porqué ciertas estructuras romanas se "sujetan" mejor que las modernas.



Información extraída de: http://newscenter.lbl.gov/news-releases/2013/06/04/roman-concrete/